
Sin promesas, ni ataduras…
Sin mentiras, ni pudores…
Así empezó nuestro encuentro.
El encuentro de un hombre y una mujer…
amigos simplemente amigos…
Te insinúas levemente, como una suave
brisa de primavera, pero como el agua de un río turbulento que amenaza con llevarse todo.
El deseo es intenso… la atracción es mutua.
Me enloquece, el sabor, la textura, la sensualidad y la tibieza de tus besos.
Me aturdes… mi deseo puede palparse, verse, es como una niebla densa que borra las formas de todo lo que nos rodea.
Una llama furiosa sube por mis muslos, cada fibra de mi cuerpo se empapa de indecente sudor.

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