
apaga la luz,
en medio de la tiniebla se queda.
Sus manos suaves,
tímidas,
tocan su cuerpo,
palpa su piel
y las llemas ardientes de sus dedos
encuentran el punto débil
de su anatomía
y la hacen estremecer.
Sin aire...
Impaciente...
Indefensa...
Te espera.

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